jueves, 4 de febrero de 2010

LA SENCILLEZ DE SU FELICIDAD

Pasaba sus dedos por las manos de él.
Miraba las líneas, arrugas y formas. Pensaba que en ellas se dibujaba un mapa que contenía el veredicto del oráculo.
Él sonreía al verla. No le soltaba la mano desde los últimos veinte minutos.

No sentían el calor abrasador.
No escuchaban los sonidos de los autos ni del tiempo pasando en sus relojes.
No sentían hambre ni sed.
No pensaban en otra cosa más que en ese presente.

Ella finalmente tomó sus manos y las besó. Levantó por fin la cabeza y lo miró sonriendo con los ojos.
Él la abrazó fuertemente y le dijo que era feliz.

Acostados en el pasto mirando el cielo, se maravillaron con la sencillez de su felicidad.
Ambos quisieron creer en el destino, pero en un destino en el que el otro estuviera.

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