domingo, 26 de julio de 2009

AYER


Ayer ese inseguro sol de invierno me levantó temprano. Llegaba un rayito tenue sobre mis ojos, impaciente por que los abriera. Y los abrí, los abrí además con una sonrisa. Me puse de pie, amarré mi pelo y me dirigí a la ventana. El aire fresco venía con un olor adicional a pan recién hecho de la panadería del frente.

Desperté de buen humor.
Cuando el genio no me acompaña, no puedo evitar reemplazar el Buenos días por un silencio rotundo, una mirada adormecida y un poco dura, producto de mi resentimiento con el despertador.

Ese día amanecí en busca de una tasa de café, y luego de mis antiguas aspiraciones a pintora. Desempolvé mis óleos, lavé mis pinceles y saqué la tela que hace tiempo me miraba desde el fondo del clóset.
Decidí que trasformaría la terraza en mi taller, para ver si la escena santiaguina, con esa cordillera que por fin aparece, me dona un poco de inspiración. Saqué mi radio, como también lo hacía en los tiempos cuando me hacía el tiempo de pintar.
Me puse a vaciar los tubos de colores en la paleta. Tierra de Siena tostada, con ocre. Ahora un color violeta fuerte, rojo y blanco. Luego con el pincel fui formando algo que todavía no tenía forma en mi mente.

...pero tuvo el antojo de jugar a hacer conmigo una excepción y primero nos fuimos a bailar, y en mitad de un te quiero me olvidó...Sonaba de fondo esa canción cuando comencé a recordar cuando me enseñaste. Ahora fue mi cara la tela en donde se pintó una sonrisa grande y colorida. Tus palabras se recrearon en mis oídos, ‘No seas impaciente, déjalo así, espera a que se seque la primera capa...te gusta el blanco...es mucho blanco, o no?’`

Yo casi en mis 17 y tú casi en tus 20. El primer día de clases te dirigiste a las escasas personas que estábamos en el taller. ‘Soy ayudante de su profesor, y voy a reemplazarlo durante algún tiempo’
Nunca alabaste mi trabajo, pero siempre tratabas de convencerme de que también estudiara arte. Yo solo te sonreía.
‘No me gusta tu colegio, no hay muchos artistas... ¿por qué todos prefieren el taller de matemáticas?’


Luego puse un poco de rojo, usé el diluyente. La alarma del auto de algún cliente de la panadería me desconcentró por un momento. Dejé el pincel en la mesa de la terraza y decidí ir a buscar el Compaq que me regalaste cuando te decidiste a abandonar esa idea ridícula (pero que me causaba tanta ternura) de que eras mi profesor, y como tal debías mantener distancia. Cada clase que te acercabas a conversar, hablábamos por mucho tiempo mientras yo pintaba. De vez en cuando hacías un comentario sobre el color o el trazo, y cuando te dabas cuenta que existían más alumnos, te ponías serio, fruncías el seño y caminabas en silencio por la sala para cumplir tu labor de profesor y guiar el trabajo del resto.
Adoraba esa cara desconcertada y con falsos aires de autoridad.

Siempre después de la clase era la última en irme.
Un día, cuando nos quedamos solos, me dijiste ‘No lo tomes a mal, sé que soy tu profesor (yo sonreí), pero quiero darte esto’ Y recibí de tus manos con Azul de Prusia, una cajita envuelta en un papel que hacía juego con ellas. Te di las gracias con un beso en la mejilla, y te dije ‘Eres el mejor aspirante a profesor del mundo’ Recalcando la palabra aspirante. Soltaste una risa sonora, y en tu cara apareció un signo de alivio con matices de vergüenza.


Por fin encontré el CD. Lo puse en la radio para ayudar a la memoria.

Tenía escrito en la carátula tu nombre, tu teléfono y unas palabras que me hicieron llamarte apenas llegué a mi casa, esa misma tarde en que me lo regalaste: ‘Tu revolución llenará sonrisas, yo la incorporé a mis aperos de trabajo, a mi vida. Clava hoy tus raíces en mí... Visitaremos lugares a los que hemos ido antes juntos, antes de conocerte, antes de encontrarte.’ Cuando me contestaste el teléfono me dijiste nervioso ‘son palabras de Serrano, aunque son para ti, te las quise dar, pero no son mías, o sea sí son mías, pero yo no las escribí...o sea sí las escribí, pero...’
Me encantaba escucharte nervioso, tratando de explicar...Siempre me decías que por eso eras artista, porque muchas veces es más fácil comunicarse así que articular palabras.
No sé cuántas veces escuché ese CD.



Caminábamos por Santiago, y cuando me tomaste la mano para entrar a una tienda de helados, me puse roja, y me miraste, y te reíste, y me diste un beso.
En la noche íbamos al bar de la esquina de tu casa, y ahí hablábamos desde política hasta los temas que teníamos más resguardados. Luego bailábamos, siempre mirándonos, como buscando algo dentro de las pupilas del otro. Luego cerrábamos los ojos, para que nuestras bocas continuaran el trabajo.

Seguí pintando mi cuadro, sonriendo cuando venía una nueva canción. Todas me traen algo a la mente: tus palabras, tus dibujos. Amaba esa chaqueta de cuero, con algo de olor a diluyente. Me encantaban tus manos con imborrables manchas de óleo.

Ahora suena un quiero ser el único que te muerda la boca...Era la última canción.

Me limpié las manos y tomé el celular decididamente. Con el corazón latiéndome en la garganta marqué tu número. Pero no hubo respuesta.
No puedo negar que algo se me quebró adentro, quizás la esperanza. Quizás ese sonido indeseable del buzón de voz provocó una lesión en mi recuerdo. Pero algunas ideas llegaron inmediatamente al rescate con un: ‘Bueno, quizás no tenga el número de siempre’ y luego un ‘o quizás está con el celular apagado’.

Vi mi cuadro terminado...tenía mucho blanco.
Sonreí.

Sonó un mensaje en mi celular. ‘Te echaba de menos’.

4 comentarios:

  1. Perdón ,y no sé por qué pido perdón, pero...
    casi me hizo llorar...
    Lindas lineas, de veras...

    Saludos florencia!

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  2. Que lindo saber que a alguien le llega lo que escribo. Tu comentario es muy significativo para mi, de verdad.
    Un millón de gracias!
    Un beso!

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  3. hummm....vaya...
    siendo sinceros casi lloro yo tambien, como es que terminas con esa frase de "te echaba de menos"...

    Por Dios!!!!Que hermoso...

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  4. Muchas gracias! me alegra mucho que te haya gustado.
    Justamente la idea es provocar algo...que bueno saber que es así, que provoqué alguna emoción.
    Gracias por pasar!

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